A mi juicio el artículo supone una aportación interesante, especialmente en
lo que se refiere al planteamiento que se hace sobre la pervivencia en el primer franquismo canario de las viejas estructuras caciquiles de la
Restauración y la Segunda República. Esta idea, planteada anteriormente con
carácter general por Cazorla Sánchez, A. (1998) no ha tenido, a mi entender,
suficiente arraigo en la reciente historiografía española. Para el caso canario, es una indudable novedad.
Creo que para avanzar más -y desde una nueva perspectiva- en la comprensión
de la naturaleza histórica de la dictadura franquista es necesario profundizar en la naturaleza social de esa "lacra repugnante arraigada
profundamente en esta provincia" en la que "los viejos caciques mantienen intacta su cohesión, su antigua organización y su tacto de codos..." (p. 7).
Algunos de los nombres que aparecen citados en el artículo de Guerra Palmero
(Andrés Arroyo y Julio Fuentes Serrano), parecen apuntar, más que a una verdadera burguesía, a una clase terrateniente semifeudal que en Canarias se
mantendrá en el poder tras la abolición del Antiguo Régimen y que, a través
de los mecanismos caciquiles, ejercerá su dictadura sobre el conjunto de la
sociedad canaria contemporánea.